jueves, 26 de septiembre de 2013

ESOS OJOS NEGROS

Después de niños, deberes, limpiezas a fondo, lecturas, escrituras y mudanzas, ¡POR FIN VUELVO!
Sí, amig@s, el tiempo pasa, y los protagonistas indiscutibles de LA HEREDERA me piden paso.
En vista de que Diego arrasa entre mis lector@s, empezaré con él.

Ya sé que la mayoría le habéis puesto un rostro determinado y muy, pero que muy, famoso. Ya sé que su personalidad os recordaba a otras... Pero no. Diego de Casanueva es único, inimitable. Vamos, que con él se rompió el molde.
Y es una pena porque, ¿qué fémina no querría con ella un morenazo de ojos negros, alto y atlético, de sonrisa sensual y labia apabullante? ¿A quién no le gustaría dejarse seducir por la voz de la experiencia, el toque distinguido de la elegancia y las tablas amorosas de quien está acostumbrado a lidiar en ese terreno pasional? ¿Quién no se desmayaría ante un hombre trabajador, generoso, diligente con sus negocios y subordinados, de firmes resoluciones y con infiniiiiiiiiita paciencia?
Todo eso, y mucho más, es Diego de Casanueva. Un hombre al que, pese a sus orígenes, nada ni nadie se le ponen por delante. Seguro de sí mismo y de su encanto con el sexo opuesto... Hasta que aparece Elena Robles, es decir, "problemas" con mayúsculas.
A partir de ahí, su aplomo se tambalea, sus convicciones cambian, y su corazón empieza a palpitar por toda una serie de emociones aún por descubrir...
Ah, que queréis saber más... Bueno, empezaré por ponerle una cara diferente a las que se le han asignado, pero espero que igual de atractiva.


¡¡Aquí lo tenéis!! Es Casanueva, el dueño de un cortijo, media fábrica de aceite y una casa señorial en plena ciudad de Ronda. No sé, quizá esa casa podría ser algo así:


Con estas credenciales, ¿quién no se enamoraría de él? Pues a mi Elena le cuesta bastante decidirse, ya veis, porque una cosa es pasar un buen rato con un buen mozo y todos sus atributos, y otra muy distinta caer rendida a sus pies.
Aquí os dejo un par de fragmentos donde él puede sacar a relucir una parte de sus encantos. El primero de ellos es inédito, y forma parte de una conversación entre Diego y don Fabián:

"[...]
-De cualquier manera, continúa siendo menor de edad -siguió objetando (Don Fabián) con los ojos entrecerrados-. Podríamos tener problemas de otra índole.
Suspirando exasperado, Diego abrió las piernas y puso los brazos en jarras.
-¿Y si le digo que la he deshonrado? ¿Que me he acostado con ella y la he desflorado? ¿Ayudaría en algo? Quisiera reparar el agravio cometido, padre.
Con una severa y reprobadora mirada, don Fabián volvió a sentarse.
-¿Lo has hecho? -preguntó muy despacio.
-¿La ha visto bien? -respondió él, como si fuera evidente el camino a seguir cuando de Elena se trataba-. ¿Cómo podría no hacerlo? Ahora tendrá que ayudarme...
Hubiera podido dudar de aquellas afirmaciones, pero en lo que a mujeres se refería, Diego nunca mentía. No necesitaba jactarse de hazañas que no eran suyas para que estas cayeran rendidas a sus pies."

La siguiente es un pequeño fragmento de una "negociación" muy peculiar. Juzgad vosotr@s mism@s:

"[...]
-Todo cortejo persigue un fin -dijo ella sin aliento.
-Y el mío es el más noble de todos, te lo aseguro. -Con sus ojos negros centelleando de placer, Diego alargó una mano y acarició su mejilla-. Vamos, princesa, confía en mí. yo nunca te haría daño.
¡Sus palabras sonaban tan sinceras!
En realidad deseaba que ella le conociera. Lo adivinó cuando se adentró en la profundidad de los pozos oscuros de su mirada, cuando exhaló un suspiro de anhelo y cerró los párpados de nuevo.
Y ella ansiaba conocerle; se moría por aquel tipo de atenciones, deseaba sentirse halagada y pedía a gritos ser iniciada en el mundo misterioso del placer y el erotismo.
-De acuerdo -accedió, [...]-. Le doy dos semanas.
[...]
-Cuatro -exigió, divertido por el regateo.
-Tres -contraatacó ella implacable-. Es mi última oferta.
[...]
-No te negarás a nada de lo que yo proponga -aseguró-. A nada. Y esa, señorita, también es mi última oferta."

Espero que os haya gustado, porque a mí, con solo recordarlo, ¡se me han deshecho hasta las ideas!

martes, 10 de septiembre de 2013

BAJO LAS ESTRELLAS

De nuevo estoy aquí con otra lectura terminada; de nuevo un libro de una autora española, y de nuevo me ha sorprendido gratamente. Y es que tenemos una materia prima impagable en nuestro país.

En esta ocasión, Ana Iturgaiz y su BAJO LAS ESTRELLAS han sido el "objeto" de mis desvelos, jajaja!!



Y es que Mar, Gabriel, y un largo etcétera de secundarios transitorios pero imprescindibles, han conseguido que disfrutara de una lectura amena, con una ambientación inmejorable, un estilo sencillo y lleno de diálogos ingeniosos, y un trabajo de documentación, perfecto no, LO SIGUIENTE!!
Una novela completa donde la historia de amor transcurre lentamente, pero que hace que paladees cada momento entre los protagonistas. Una novela donde la trama romántica se ve perfectamente acompañada por un montón de aventuras que te hacen desear más. Una novela donde las sorpresas te acompañan casi hasta el mismo final.
Me encantó Mar, una mujer fuerte, valiente, soñadora pero con gran capacidad de reacción.
Pero Gabriel... ¡Ay, Gabriel! Lo que hoy día se llamaría un "todo terreno", un hombre endurecido por los reveses de la vida, pero que cae rendido a los pies de Mar en cuanto la ve. Un hombre que, finalmente, acaba siendo "víctima" del destino que se empeña en unirlo a ella pese a que él intenta lo contrario una y otra vez. Generoso, humano, con un montón de pequeños defectillos que subsana con creces... Vamos, un cielo de hombre.
Ana, un día te oí decir que no tenías imaginación. Menos mal, porque de lo contrario... ¡¡TIEMBLA, JULIO VERNE!!
Por cierto... ¿Quedaría muy mal decir que, solo quizá, mi personaje favorito es Feliciana?

viernes, 6 de septiembre de 2013

¿ES UN PÁJARO... ES UN AVIÓN...? ¡NO! ¡ES... EL MARQUÉS!

Aquí estoy de nuevo, a la carga después de superar el disgusto al comprobar que se me va el verano...
Y esta vez, vuelvo con fuerza, a punto de llegar a la meta en lo que a personajes de LA HEREDERA se refiere.
Sí, ya se acaban (¡Menudo asco!), ya solo quedan los tres mosqueteros, a saber: El Marqués, Diego de Casanueva y Elena Robles.
Así que vamos a comenzar por el primero de ellos.
Podríamos llemarlo de muchas formas sin que ninguna dijera su verdadera identidad. "Educado", "listo", "honorable", "intachable"... Pero dejémoslo en "El Marqués", ese sobrenombre impuesto por los Civiles ante la imposibilidad de averiguar su verdadera identidad. Ese mote elegante que hace honor a sus modales, incluso a la hora de liberar reos.

Sí, aquí lo tenéis, fiel a su cita con su creadora y con tod@s l@s lector@s que han disfrutado con LA HEREDERA.
Un hombre misterioso, cuyos actos son impulsados por fuertes motivos de naturaleza moral que iréis comprendiendo conforme avance la novela...
Parece que es invencible. Al menos, eso piensan sus perseguidores... Pero, como todo el mundo, él también tiene su Talón de Aquiles.
Elena Robles.

Y es que sus intempestivos encuentros le levantan ampollas... Y otras cosas, jajaja!!. Ella sabrá ganarse su corazón y su alma. Contará con su fidelidad absoluta y su ayuda incondicional para todo aquello que se propone.
Después de unos cuantos tiras y aflojas, claro está. Pero antes de ir más allá, os dejo una fotografía muy definitoria y claramente inspiradora. 




¡¡AQUÍ ESTÁ!! La famosa cascada, el inicio de su idilio apasionado, cuyo frescor innato le sacará de más de un apuro físico y mental...











Bueno, como la paciencia nunca ha sido una de mis virtudes, no voy a tentar más a la suerte y me apresuraré a deleitaros con uno de los pasajes que son, por derecho propio, patrimonio casi exclusivo del Marqués, pero antes... ¡¡AVISAD A LOS BOMBEROS, PORQUE SALTARÁN CHISPAS!!:

"[...]
Elena no contestó. Se debatió y se retorció debajo de él (El Marqués) como una gata arrinconada por una jauría de perros, pero todo fue inútil, y solo cuando comprendió que estaba a su merced, su forcejeo cesó. Estuvieron mirándose en silencio unos segundos, con el único sonido de sus respiraciones agitadas por la ira y el esfuerzo realizado. Esta vez el rostro del Marqués estaba serio, con los labios apretados y una mirada de advertencia en sus ojos oscuros que no logró intimidarle.
-Por Cristo que eres condenadamente difícil -volvió a susurrar más tranquilo-. Si supieras lo que provocas en mí cuando te mueves como hace unos instantes, te aseguro que dejarías de hacerlo al momento.
-No es más que un cobarde que se esconde tras una máscara -farfulló enfurecida-. ¡Canalla, bellaco, ladrón...!
-¿Solo eso? -Elena se quedó boquiabierta ante la respuesta del Marqués-. Francamente, después de tus alardes y tus bravatas, esos insultos realmente sí son propios de una dama respetable. Me decepcionas.
A pesar de que apenas podía respirar debido al peso de su cuerpo, Elena tomó aire y recogió el desafío.
-¡Hijo de puta! -escupió-. ¡Maldito bastardo, hijo de mil perras, desgraciado...!".

Espero que os haya gustado. ¡Hasta la próxima!