lunes, 4 de noviembre de 2013

LA DAMA DE... ¡¡HIERRO!!

Uuuuuuuffffff, pero cuánto tiempo sin pasarme por aquí!!!! Qué abandonados que os tengo, chic@s. Pero es que a veces la vida te reclama de una manera total y absoluta, sin tiempo ni ganas para nada más.
Pero bueno, como no hay mal que cien años dure, aquí estoy de nuevo, dispuesta a cerrar (¡Qué pena, jo!) la entrada relativa a personajes de LA HEREDERA.
Antes de nada, deciros que espero que esta sección haya sido muy de vuestro agrado. Para lo que no hayáis leído mi, hasta el momento, única publicación, ojalá os haya servido para despertaros la curiosidad hacia una historia preciosa de amor, aventuras y desventuras, con un final, POR SUPUESTÍSIMO, feliz.
Para l@s que ya la hayáis disfrutado... Bueno, pues eso, desmenuzar personaje por personaje y esperar que mis opiniones acerca de ellos coincidan con las vuestras.
Y ya sin más dilación, me pongo con ELLA, protagonista indiscutible de LA HEREDERA, mujer valiente, temeraria, un poco insensata pero muy inteligente... Elena Robles.



Sí, ya sé que en ocasiones sus actos no tienen mucho sentido, pero ¿quién no ha metido la pata alguna vez? ¿Quién no ha hecho alguna estupidez dejándose llevar por los sentimientos, o por la ausencia de ellos, o por el trastorno que estos nos suponen llegado el caso?
Sí, también sé que su personalidad es un poco controvertida, y que tiendo a disculparla como haría una madre con su hija pero, ¿qué queréis? A fin de cuentas, ella es mi primera "hija" literaria.
Y tiene muchísimas más virtudes que defectos.
Por ejemplo: su valor la obliga a sobreponerse al miedo en determinadas ocasiones, haciendo que maneje la inseguridad que ciertas inexperiencias le generan, a base de desparpajo. ¿Cómo si no podría enfrentarse a la labia de un mujeriego saliendo bien librada del asunto?

"[...]
-Hace un momento bebió usted de mi copa como un tabernero. Dígame si eso es propio de una dama -le contestó Diego con voz queda y conteniendo una sonrisa-. Le aseguro que otras en su situación hubieran huido despavoridas, pero usted no lo hará.
-¿Cómo está tan seguro?
[...]
-Muy sencillo -le contestó, profunda y súbitamente serio-. Yo no la dejaré marchar.
-¿Me retendrá contra mi voluntad?
[...]
-Creo que no hará falta. -Volviendo a adoptar su expresión risueña, frunció el ceño-. Me atrevería a afirmar que, a estas alturas, mi compañía es bien recibida.
-Digamos que no me desagrada usted.
Ante el desconcierto de Elena, Diego lanzó una carcajada.
-Y yo que pensaba aburrirme en otra reunión social -dijo-. Así que no le desagrado... ¡Es el mejor cumplido que me han hecho en mucho tiempo!"

¿Y cómo podría responder a la socarronería de cierto bandolero hasta el punto de dejarle sin palabras?

"[...]
-Por Cristo que eres condenadamente difícil -volvió a susurrar más tranquilo-. Si supieras lo que provocas en mí cuando te mueves como hace unos instantes, te aseguro que dejarías de hacerlo al momento.
-No es más que un cobarde que se esconde tras una máscara -farfulló enfurecida-. ¡Canalla, bellaco, ladrón...!
-¿Solo eso? -Elena se quedó boquiabierta ante la respuesta del Marqués-. Francamente, después de tus alardes y tus bravatas, esos insultos realmente sí son propios de una dama respetable. me decepcionas.
A pesar de que apenas podía respirar debido al peso de su cuerpo, Elena tomó aire y recogió el desafío.
-¡Hijo de puta! -escupió-. ¡Maldito bastardo, hijo de mil perras, desgraciado...!"

Claro que también tiene cierta picardía que queda en nada cuando se enfrenta a la voz dura y potente de la experiencia...

"[...]
-Necesito estar contigo, ¿me oyes? -susurró Diego con voz apremiante muy cerca de su cara-. Necesito verte de nuevo.
-¿Para satisfacer qué tipo de necesidades exactamente? -[...]-. Lo que usted necesita es una buena cura de humildad.
[...]
-Nunca le he suplicado a una mujer -masculló entre dientes-. En realidad, no sé hacerlo, princesa.
-Pues ya va siendo hora de que aprenda.
-¡Ja! ¿Y quién va a enseñármelo? ¿Tú?"

"[...]
-¿Aún eres virgen?
[...]
-¡Por Dios, aya! -exclamó escandalizada-. ¿Qué clase de pregunta es esa?
Con un resoplido de resignación, Rosalía se levantó y comenzó a recoger los enseres de la mesa.
-Por tu actitud veo que es así -[...]-. Y ese señor de Casanueva... ¿Te gusta?
[...]
-Sí... -admitió, aún avergonzada.
-Entonces, debes deshacerte de tu virginidad cuanto antes".

Bueno, hasta aquí varios ejemplos de cómo se las gasta mi niña.
También podría decir que es hermosa hasta el delirio, que no se deja vencer por las adversidades, sensual y desenvuelta, incluso en aquello que debería avergonzarla... Y no sigo, porque si no os tendría que transcribir el libro al completo.
 ¿A que es adorable?