viernes, 29 de enero de 2016

EN LA CASA DE JAIME CHACÓN

Buenas tardes nos dé Dios. Hoy entraremos en la propiedad que Jaime Chacón posee en Zamora. Una casa señorial recientemente adquirida, a raíz de sus múltiples éxitos empresariales.
Lo primero que nos sorprende es el aspecto del susodicho. Viste de forma muy elegante, pero su cara muestra diversas señales de una pelea reciente. Tiene un ojo amoratado y varios hematomas en los pómulos, por no hablar del labio partido y la nariz un poco hinchada.
Aun con todo eso, parece un hombre atractivo. No en vano se dice que suele tener bastante éxito entre las féminas. Y podría considerarse más allá de correcto, incluso simpático y agradable, si no fuera por esa mirada gélida de sus ojos azules.
Unos ojos que lo registran todo sin perderse nada. Es inteligente, eso se puede ver a simple vista, pero de seguro carece de las virtudes que deben adornar el honor de todo buen caballero.
Decidimos averiguarlo.
-Estamos encantados de que nos haya recibido en su casa, señor Chacón. ¿Es esta su residencia habitual?
-No. En realidad, voy y vengo constantemente, por motivos de negocios.
-Ajá. ¿Y puede saberse cuáles son esos negocios que le mantienen en ese continuo trasiego?
Chacón se envara. No parece muy cómodo con la pregunta, pero aun así responde.
-El ferrocarril. Y la Banca Luján.
-Vaya... Vemos que es usted un hombre de éxito. ¿Es atribuible a su trabajo, o también hay cierta buena suerte en ello?
-El trabajo bien hecho suscita envidia. No se crean todo lo que oyen. Como hombre rico que soy, tengo más detractores que admiradores.
-Y de mujeres mejor ni hablamos...
-Estoy demasiado ocupado como para pensar en ellas poco más que para lo que usted y yo sabemos, ya me entiende.
Le entendemos a la perfección, pero decidimos arriesgarnos un poco más.
-Esos golpes que tiene en la cara, ¿son el resultado de alguna pelea con una damisela?
-No... Son el resultado de una pelea por una damisela. Aunque de damisela tenía más bien poco. Casi lo mismo que el hombre en cuestión tenía de caballero.
Casi podemos adivinar de quién está hablando. Solo hay una persona que pueda terminar con la legendaria frialdad de Jaime Chacón.
-¿Se refiere usted a Rafael Mejía? Tenemos entendido que ha tenido que abandonar Benavente durante un tiempo por motivos personales. ¿No será él parte de esos motivos?
-¡Ni se le ocurra mencionarme a ese oportunista! Es un tuercebotas que ha tenido la suerte de contar con alguien poderoso e influyente como la baronesa Claudia Guzmán a su lado. De no haber sido así, no estaría jugando a los detectives conmigo.
-No parece que le caiga demasiado bien...
-Las simpatías son mutuas, se lo aseguro. Pero igual que le digo una cosa le digo la otra: en algún momento me cobraré todas las afrentas recibidas. y entonces, será él quién tenga la cara como un mapa. Eso si todavía sigue entre los vivos.
Ante un discurso tan acalorado como colérico, decidimos cambiar un poco el tercio de la conversación.
-Está bien, señor Chacón, no se altere usted. ¿Podría decirnos su color favorito?
-Ninguno. Todos me parecen iguales.
-Bueno... Entonces cítenos su mejor virtud y su peor defecto.
-La desconfianza es un buen ejemplo de lo primero. No he llegado hasta donde estoy fiándome de mis congéneres. Mi peor defecto... Creo que no tengo ninguno. Me acerco demasiado a la perfección.
¡Uf, menuda petulancia!. Decidimos ignorarlo y seguir adelante.
-¿Qué es lo que más valora usted en una persona?
-Sin dudarlo, la ambición. Es lo que mueve el mundo, amigo. Una persona ambiciosa no se achanta ante nada ni ante nadie. No conoce sus propios límites, y sin embargo no ceja hasta que los alcanza. Y cuando los alcanza, se propone llegar a otros más lejanos. Una persona ambiciosa, nunca tiene bastante de nada, ni escrúpulos, ni virtud. Y esa siempre será su mejor carta de presentación.
-Ya que ha visitado tantas veces Benavente, ¿con qué lugar se queda?
En esta ocasión una sonrisa aparece en sus labios. Es tan cruel que incluso a nosotros nos provoca un escalofrío.
-Sin duda, el Hotel Mercantil -afirma-. Sí, ya sé que parte de su personal tiene mucho que agradecer a Rafael Mejía y sus tejemanejes, pero aun así siempre he recibido un trato exquisito por su parte. Y en cierta ocasión, tuve un encuentro con una mujer que todavía me ronda en la cabeza... Lástima que fuéramos interrumpidos abruptamente por ese patán. Pero puedo asegurarle que en otro momento terminaré lo que empecé con ella.
Se acaricia los golpes con gesto ensimismado. Intuimos que estos tienen que ver con lo que está contando, pero no nos atrevemos a preguntar más acerca del asunto. Mejor un último viraje antes de despedirnos de él.
-Antes de irnos, abusaremos un poco más de su hospitalidad, señor Chacón. ¿Podría narrarnos algún pasaje de su historia en CASUALMENTE VALENTINA? Ya sabe, algo que se le haya quedado grabado en la mente, bien por bueno, o por malo...
-Cómo no. Se trata de mi primer encontronazo oficial con Rafael Mejía y su desvergüenza. Fue el principio, pero le aseguro que todavía no se ha escrito el final...

"―Así que es usted Rafael Mejía.
El hombre que permanecía a la izquierda de Claudia, conversando con otros dos, se volvió en su dirección en cuanto escuchó su nombre. Rafael nunca lo había visto, pero no tuvo más que apreciar la mirada sibilina de ojos claros, la cabellera rubia y la falsa sonrisa para imaginar de quién se trataba. Aunque esperaba a alguien al menos tan alto como él, mucho más corpulento y bastante más… moreno. Rudo, no con aquella finura tan peligrosa. Todos sus músculos se pusieron en tensión.
―El hombre que salvó a los campesinos de una muerte casi segura a manos de aquel anarquista. El mejor emblema de esta villa, enemigo acérrimo de delincuentes y contrabandistas, celoso guardián de la legalidad ―recitó el desconocido, tendiendo una mano que Mejía no dudó en estrujar con firmeza―. Ya estuve departiendo un rato con su socio Canales, pero lo esperaba. Al fin tengo el gusto de conocerlo.
―Al fin.
―Es todo un honor.
Mejía reprimió un exabrupto. «Un lobo con piel de cordero».
―Y supongo que usted es Jaime Chacón ―decidió responderle―. El flamante heredero de la banca Luján.
―Veo que los dos nos conocemos a la perfección. Ya estoy al tanto de sus últimos movimientos. Fue una lástima que el Flaco se le escapara, señor Mejía.
―Para unos más que para otros. Comprendo que usted, modelo de todo el que aspira a un golpe de fortuna como el suyo, lo encuentre amenazante.
―Yo representaba la mano derecha de don Gregorio ―presumió Chacón con sus modales empalagosos. La mirada amenazante de Mejía le impulsó a retirar la mano, pero este la mantuvo sujeta―. Tampoco creo en los golpes de suerte, sino en el trabajo constante. Como usted.
―Cuánto me alegro. ―Rafael ejerció más presión sobre los dedos. Le hubiera gustado tener la satisfacción de oírlos crujir―. Algún día me explicará eso del vagabundo que llegó a ser rey.
―Quizá en una de esas timbas a las que es tan aficionado. ―Con un disimulado tirón, consiguió liberarse para interceptar dos copas de vino y ofrecerle una―. Unos gustos peligrosos para la profesión que ha elegido, si quiere saber mi opinión.
Su opinión le importaba menos que nada, pero se guardó de hacérselo saber".

Ha sido un ¿gusto? hablar con usted, señor Chacón. Esperamos de todo corazón que sus heridas faciales se curen con la rapidez necesaria como para afrontar un nuevo reto por parte del señor Rafael Mejía. Estamos más que seguros de que lo habrá.
¡Hasta la semana que viene!

miércoles, 20 de enero de 2016

NOMINACIÓN A PREMIOS LITERARIOS PARA BLOGUERAS

Buenas...
Hace unos días, recibí una nominación completamente inesperada, porque no tenía que ver, al menos directamente, con mi actividad como autora, pero más que agradable, por parte de Eli, la administradora del blog ADICTABOOKS, a los premios "Best Blog".
Y yo, que poco o casi nada sé de estas cosillas que me pillan un poco a desmano, no puedo hacer otra cosa que agradecerle la nominación a estos premios pero, sobre todo, que se haya tomado la molestia de pensar en mí.
Así que, ¿cómo no hacer esta entrada?

NORMAS DE ESTE PREMIO:

I. Visitar al blog que te nominó y seguirle.

II. Contar 12 curiosidades sobre ti, que nadie sepa.

III. Responder a las preguntas que te preparó el blog que te nominó.

IV. Hacer 12 preguntas nuevas para que respondan las personas que nomines.

V. Nominar a 12 blogs con menos de 300 seguidores y cuando lo hagas, deja un comentario en sus blogs para visitarlos.

Bueno, como el punto número uno está cubierto desde hace tiempo, voy a por las curiosidades:
MIS CURIOSIDADES

1. Me muerdo las uñas. Sí, ya sé que es un hábito, cuanto menos, poco saludable, pero ¿qué queréis? Soy una persona muy, pero que muy nerviosa, y eso no es lo peor... Lo peor es que, además, me da por comer cuando estoy ansiosa en vez de lo contrario, así que podéis imaginaros mi disyuntiva mental cada vez que me enfrento a un reto o problema.
2. Tengo el blog desde que publiqué mi primera novela, LA HEREDERA, pero os voy a confesar un secreto: TODAVÍA NO HE APRENDIDO A MANEJARLO DEL TODO. Deben ser cosas de la edad...
3. Soy una persona muy activa mentalmente. Lo del físico ya es otra cosa. Algo que hacer por obligación, más que por devoción.
3. No me gusta la hipocresía. En realidad LA ODIO. Prefiero mil veces que me digan las cosas a las claras, por muy duras que parezcan. Seguro que aprendo a aceptarlas con rapidez.
4. Adoro leer. Desde niña, y hasta que me quede cegata, pienso seguir haciéndolo. Y por supuesto, adoro escribir. Ídem.
5. No suelo elegir el libro de moda para leer. De hecho, tengo tanta lista de espera que me gusta tirar de ella antes que lanzarme a por el éxito del momento. 
6. Nunca dejo los clásicos de lado (hablando de romántica, sobre todo). Me gusta intercalar lecturas viejas con nuevas.
7. Para elegir una lectura, no me suelo fiar al cien por cien de nada en concreto. Ni portada, ni sinopsis, ni críticas... Me guío por el instinto y por las vibraciones que me transmite todo en su conjunto.
8. Necesito silencio absoluto para escribir. Y soledad absoluta. Si percibo otra presencia humana a mi alrededor, el proceso creativo se va a tomar Fanta, como cerca.
9. Soy de la antigua escuela. Por eso me llevo una libreta a todas partes para atender a las Musas en los lugares más insospechados. Sé que el móvil tiene sus ventajas, pero para mí carece de encanto.
10. No soporto la prepotencia, las autoras que se lo creen de más y que van de divas cuando no tienen motivos, la ceguera mental que te impide ver la enseñanza de una buena reseña aunque sea desfavorable, y la estupidez humana en general y en todas sus versiones.
11. Hablo sola. Y no me refiero solo a cuando paso la aspiradora, no. Me refiero a esos casos en los que te sobreviene una escena sin avisar y te pones a perpetrarla en voz alta.
12. Soy extrovertida, vitalista y, sobre todo, amiga de mis amigos, amante de mi marido (y sí, es eso que estáis pensando), y una madre a tiempo completo para mis hijos. Esas son mis prioridades en la vida, por encima de todo lo demás.

MIS RESPUESTAS

a) ¿Por qué decidiste ser bloguera?
Yo no me considero bloguera como tal. Creo que vuestra labor es encomiable para lectores, autores y editoriales en general, y desde luego no os llego ni de lejos, pero digamos que fue un requisito para que mi primera novela publicada en 2013, LA HEREDERA, tuviera un canal más de difusión.

b) ¿Te supuso un gran esfuerzo comenzar en la blogosfera?
Empezar y seguir, tengo que reconocerlo. He estado casi un año sin pasarme por aquí, con eso te digo todo.

c) ¿Qué es lo que te aporta la lectura?
Evasión, fuerza, creatividad, nostalgia, serenidad, sabiduría, ciencia, cultura, agudeza mental, capacidad para pensar, criterio propio... ¿sigo?

d) ¿Cómo fomentarías la lectura?
Sinceramente creo que el hábito lector es un germen que se lleva en la sangre y que debe ser regado desde que se tiene edad para ello. Me parece que hoy día hay canales de sobra para aficionarse a la lectura. Desde los más tradicionales como las bibliotecas públicas, hasta los más innovadores, como todo el mundo virtual en general. Charlas para acercar a los lectores con su autor, presentaciones de libros, ferias... Pero por favor, todo desde un punto de vista sencillo y cercano al público. Dejémonos de exhibiciones lingüísticas que no llegan al público más normal, porque eso solo contribuye a alimentar la idea de que la lectura es patrimonio de unos pocos privilegiados.

e) ¿Cómo eliges las novelas que lees?
Uy, me parece que esto lo he comentado en las curiosidades... Por instinto. Así, sin más. y de todo lo demás, de lo único que me fío es de mi experiencia con el autor en concreto, si es que ya he leído algún libro suyo. Si no, pues a la aventura!!

f) ¿Sigues algún ritual para elegir la novela que vas a leer de ese montón interminable de pendientes?
Mi estado de ánimo. Si me apetece pensar, si no me importa pasarlo mal con una determinada historia, si solo quiero saborear un final feliz o si necesito reírme, sin más.

g) ¿Qué novela crees que es necesaria llevarla a la gran pantalla?
Muchas. Muchísimas. Los tres nombres del lobo, de Lola P. Nieva, mi Tuareg, por supuestísimo, o cualquiera de las novelas de la Woodiwiss, por ejemplo.

h) ¿Qué género predomina en tu estantería o ebook?¿Y por qué?
La romántica. Aparte de porque es lo que escribo, porque ahora mismo me aporta todo lo que yo busco en un buen libro. Incluida la calidad literaria, esa que algunos intentan quitarle sin razón.

i) ¿Qué autor sigues incondicionalmente? ¿Y por qué?
Aquí ni me lo pienso. Laura Nuño. Sus novelas son frescas a la vez que serias. Frívolas a la vez que profundas. Con un estilo impecable y lleno de imperfecciones perfectas. Es tan camaleónica que, si quiero una novela paranormal, ella me la proporciona. Si quiero un buen chik-lit, también. Cuando pido una contemporánea sin más, ahí está ella. Y sus históricas son una auténtica maravilla. Sé que evolucionará en su manera de escribir, pero sé que seguirá gustándome.

j) Dime tres cualidades que resalten tu personalidad.
Fuerza, sinceridad y fidelidad.

k) ¿Qué lees más en estos momentos formato digital o papel?
Ahora mismo, digital. Soy de papel, pero reconozco las ventajas del digital y las aprovecho.

l) ¿Qué mejorarías si es que se debe mejorar en tu blog?
Supongo que un montón de cosas, empezando por la imagen, pero tengo tan poco tiempo y tan pocos conocimientos...

MIS PREGUNTAS

1. ¿Qué es lo que más te gusta de ser bloguera? ¿Y lo que menos?
2. ¿Has recibido alguna vez críticas por la forma de llevar tu blog?
3. Háblanos de las reseñas con sinceridad... ¿Te dejas llevar por amistades varias o por intereses con editoriales a la hora de reseñar una novela?
4. ¿Qué prefieres, papel o digital? ¿Por qué?
5. ¿Eres adict@ a algún género en concreto? ¿Cuál?
6. ¿Serías capaz de definir la personalidad de un autor solo por los libros que has leído de él? En ese caso, ¿quién sería y cómo sería según tú?
7. ¿Tienes líneas rojas a la hora de reseñar? 
8. ¿Cuál sería el género que nunca leerías? ¿Por qué?
9. ¿Qué admiras más en un protagonista masculino? ¿Y en uno femenino?
10. ¿Qué opinas acerca de que las editoriales apuesten cada vez más por autoras nacionales?
11. ¿Cuál es tu autora nacional preferida?
12. Si pudieras ser un personaje de novela ¿cuál elegirías y por qué?

Y mis nominados son...

Pues hasta aquí la entrada de hoy! Dar las gracias una vez más a Eli, y la enhorabuena a todas las nominadas a este premio. Os lo tenéis merecido, seguro.



viernes, 15 de enero de 2016

EN LA CASA DE CLAUDIA GUZMÁN

Buenas tardes. Como esperamos que sea una costumbre semanal, hoy nos encontramos en una de las propiedades de la muy ilustre baronesa Claudia Guzmán, cómo no, en Benavente. 
La casa no desmerece el título, desde luego.
Sus dimensiones y su elegancia están acorde con su dueña, pero sus estancias nos reciben con cierto deje de nostalgia, a pesar de parecer acogedoras.
Aquellas paredes pintadas hablan de cierto grado de soledad que también leemos en los cálidos ojos castaños de la baronesa. Ella nos recibe comedida en cada uno de sus gestos y nos invita a sentarnos en la pequeña salita habilitada para las visitas. Utiliza el protocolo más estricto con naturalidad, haciendo que parezca más flexible.
Es hermosa. Y muy joven. Pero su gesto contiene la sabiduría de aquel que ha sufrido demasiado en una vida muy larga que, desde luego, no es la suya.


-Proceda -nos dice con elegancia innata.
-Es usted baronesa. Un título que, a pesar de lo que pueda parecer por la generalidad, suscita entre sus vecinos admiración e incluso veneración. ¿Por qué?
-No lo sé. Supongo que la noble cuna no tiene por qué estar reñida con la nobleza, sin más. Desde niña me enseñaron que mi posición era un privilegio, y que como tal no debía aprovecharme de él en mi beneficio, sino en el de los demás.
-Entonces heredó su título por nacimiento...
-Por matrimonio acordado con un barón que no tenía descendencia.
-Y que ha sabido gestionar excepcionalmente bien. ¿Su relación con Santiago Canales y Rafael Mejía es un ejemplo de esa generosidad de la que hace gala?
En ese punto, la baronesa parece incomodarse. Carraspea, pero no pierde las formas. Está más que decidida a respondernos.
-Mi relación con ellos comenzó de forma puramente casual, pero ellos me demostraron su valía con las finanzas. A partir de ahí, son dos hombres completamente diferentes, y como tales los he tratado.
-Eso hemos oído. ¿Es cierto que Mejía y usted fueron amantes?
-Me voy a reservar el derecho a no responder a esa pregunta.
-Cambiémosla, pues. ¿Debemos deducir por las habladurías, que usted sufre de una gran soledad pese a que posee todo lo que una mujer puede tener, y que por eso fue tan vulnerable a los supuestos encantos de un cacique como Mejía?
-Los encantos de Rafael no son supuestos, sino bien reales. Pero no me corresponde a mí hablar de ellos. Solo diré que a veces el hábito no hace al monje. Nunca hay que fiarse de las apariencias, porque detrás de una fachada de dureza puede encontrarse el mejor de los corazones. Todos tenemos rezones para comportarnos como lo hacemos en un momento dado, y todos somos capaces de hacérselas entender al resto del mundo.
-¿Qué hay de las suyas? 
-Mi relación con Rafael no fue lo suficientemente apasionada para él. Es un hombre al que le gustan los riesgos y que odia las ataduras. Supongo que yo representaba precisamente lo contrario. El resto, quedará en nuestra intimidad. Si algo sé con seguridad, es que Rafael es la discreción personificada cuando de mujeres se trata.
-Dicen por ahí que lleva una gran tristeza consigo por no haber conseguido tener descendencia...
-Los hijos son una bendición de Dios, pero además son el mejor regalo que la vida puede darte si los tienes con la persona deseada.
-¿Quiere eso decir que aún no ha encontrado al hombre ideal? ¿Ni siquiera después de comprobar que Mejía no está interesado en usted pero que hay otro caballero al que tiene completamente enamorado?
Ella se ríe. En realidad, disimula su nerviosismo.
-No creo ser mujer que levante ese tipo de pasiones, pero sí sé ver más allá de un simple gesto. Soy consciente tanto de lo primero que acaban de decirme, como de lo segundo, no lo duden.
-Conozcámosla en otras facetas. ¿Cuál es su color favorito?
-El azul. Me inspira calma hasta en los peores momentos de mi vida.
-¿Una comida o bebida especial?
-El chocolate caliente.
-Su mayor virtud y su peor defecto.
-Ambas cosas se pueden resumir en una palabra. Resignación.
-Ahora, ¿qué virtud consideraría imprescindible en otro ser humano?
-La honestidad. Sin ella, todo lo demás está sobrevalorado. Incluidos los títulos nobiliarios.
-Una última cosa, baronesa. Sabemos que su participación en la historia de Rafael y Valentina puede parecer pobre a simple vista, pero que no lo es en absoluto.
-Para nada. Como les dije antes, hay que escarbar un poco en el alma humana para encontrarse con lo mejor y lo peor de cada uno. Yo solo soy una mujer enamorada, para mi desgracia, del hombre equivocado. Esa emoción me cegó, lo reconozco, pero no hasta el punto de no reconocerla en Valentina. En ese punto, tuve dos opciones: utilizar todas mis armas para pelear, o hacerme a un lado y ayudar. Y para saberlo, tendrán que indagar entre sus páginas...
-¿De todos los lugares que aparecen en CASUALMENTE VALENTINA, cuál es su favorito?
-Sin lugar a dudas, el Castillo de los Condes-Duques. Ya no solo por su grandeza o por la historia que encierra, sino porque, a pesar de estar en ruinas por determinados hechos históricos, sus murallas forman parte de mi historia personal.
-¿Y cómo es eso?
Ella se sonroja. Es una mujer celosa de su intimidad, pero en ese momento parece dispuesta a hacernos una pequeña confesión, aunque sea a medias.
-Un beso -confiesa-. Un roce de labios que puede hablar más y mejor que cualquiera de los discursos. Que puede derribar barreras con más fuerza que un cañón, y quitar vendas de los ojos cuando todo parece indicar que estaremos por siempre ciegos.
-Solo una cosa más... Si tuviera que destacar algún momento de su intervención en CASUALMENTE VALENTINA, ¿cuál sería?
-Más de uno, sin lugar a dudas. Pero elegiré este, por su brevedad y contundencia. y porque a partir de ese momento, mi percepción de la historia cambió. No les voy a decir en qué sentido, por supuesto...

"―Rafael necesita ser tratado con mucho tacto y suavidad, aunque no lo parezca ―le susurró la baronesa disimuladamente al oído―. ¿Tú posees esas cualidades?
―N-No sé de qué me habla, señora ―logró pronunciar.
―No pretendo luchar contigo para recuperar a alguien que, en realidad, nunca fue mío ―siguió Claudia―. La resignación es un valor que todo el mundo tendría que saber adoptar llegado el caso, pero, si realmente no sientes nada por él, deberías alejarte. Podrías hacerle daño.
Por la boca abierta de Valentina hubiera pasado una diligencia al completo. ¿Se referían al mismo Rafael? ¿El hombre que se creía el centro del Universo? ¿El patrón poderoso a quien todo el mundo debía favores, y que dispensaba prebendas a quien consideraba oportuno? ¿El que paseaba su atractivo delante de cuanta mujer quisiera alabarlo, para luego menospreciarlas con su habitual soberbia?
Sí, eso parecía".

No nos atrevemos a indagar más. Nos despedimos de ella dejándola con un brillo pícaro en los ojos. Como si nuestra visita le haya alegrado el día, y sus crípticas palabras encerraran un significado que solo ella conoce.

Pues bien, baronesa, esperamos que consiga su tan merecida felicidad, que conozca al hombre que se la proporcione y que pueda amar y ser amada en la misma medida. Nosotros, por nuestra parte, nos despedimos hasta la semana que viene, cuando visitaremos a otro de los personajes de CASUALMENTE VALENTINA.
Tengan ustedes un feliz fin de semana.






martes, 5 de enero de 2016

EN LA CASA DE SANTIAGO CANALES

Nos hemos desplazado al Benavente del siglo XIX, más concretamente a 1886, para comenzar nuestra ronda de entrevistas. Iniciamos la ronda con uno de los personajes secundarios de CASUALMENTE VALENTINA, pero que al parecer ha gustado mucho a sus lectoras.
Nos referimos, cómo no, a Santiago Canales. El tipo parece atractivo pese a que ya ronda los cuarenta. Un hombre maduro con aires de pícaro jovenzuelo que nos trata como si fuéramos viejos conocidos. Entendemos su éxito entre las mujeres porque tiene unos ojos oscuros cálidos y afables. Nos recibe en su propia casa, ofreciéndonos una copa de aguardiente y una amplia representación de productos provenientes de la matanza del cerdo, como suele acostumbrarse por la zona.
He aquí nuestra ronda de preguntas que empezaremos con él, pero que iremos repitiendo a cada uno de los distintos personajes, tanto secundarios como principales, para poder conocerlos un poco mejor:



P. —Nombre completo, por favor.
R. —Santiago Canales, para servir a Dios y a usted.
P. —¿Cuál es su ocupación actual? ¿A qué se dedicó antes?
R. —Ahora mismo ostento el dudosamente honorable título de «copropietario» de Los Vigilantes de Castilla, una empresa dedicada a la vigilancia privada que emplea a más de la mitad de la población joven masculina de Benavente. Y digo dudosamente, porque mi socio es Rafael Mejía. El cacique más engreído de la comarca y posiblemente de parte del país, que a veces me hace perder la fe en la inteligencia del hombre. En fin…
En lo referente a la segunda pregunta, estuve un tiempo gestionando la administración de algunas de las propiedades de la baronesa Claudia Guzmán, hasta que Rafael y yo contamos con el montante suficiente para poner en marcha Los Vigilantes de Castilla.
P. —¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
R. —La libertad de movimientos, por supuesto. Como he hecho de casi todo en esta vida y soy un hombre de mundo, no se me caen los anillos por trabajar. Realizo tareas en cualquier punto del país, al igual que Rafael. Y esa movilidad me encanta, porque me ayuda a alejarme de los problemas cuando estos se me hacen demasiado cuesta arriba.


P. —Hablando de Mejía… ¿Cuál es su actual relación con él?
[Canales se frota la barba —los rumores dicen que, después de cortársela, se la volvió a dejar larga para agradar a cierta y desconocida dama—, y piensa mucho la respuesta].
R. —Pues depende del momento. No soy viejo ni mucho menos, pero a veces me siento un poco como su padre. O como su mejor amigo, aunque esto último lo soy sin ninguna duda. Solo alguien así podría cantarle las verdades como yo se las canto.
P. —Seamos francos, señor Canales. ¿Guarda algún secreto bajo la manga?
R. —¿Y quién no? Todo el mundo los tiene. Yo también. Hay cosas de mí que ni siquiera Rafael sabe. Y sentimientos que iré descubriendo conforme se den las circunstancias propicias o esté con la persona adecuada.
P. —Dígame una persona por la que sienta especial debilidad.
R. —Le voy a decir dos. La primera es Valentina. Esa muchacha me entró a derechas desde que la vi, y cuando he visto cómo se ha metido a Rafael en el bolsillo, todavía más. Si fuera hombre, diría que los tiene muy bien puestos, pero como es una mujer, solo puedo decir que es preciosa, testaruda y muy valiente. Justo lo que más admiro en una persona.
La segunda es Claudia Guzmán, y los motivos, de momento, me los reservo. Forman parte de mi vida privada…
P. —Y otra a la que odie con toda su alma.
R. —Jaime Chacón. Un hombre sin escrúpulos que anda metido en negocios turbios. Tanto Mejía como yo se la tenemos jurada. Juega con fuego y terminará por quemarse…
P. —¿Un color preferido?
R. —El verde esperanza. Es lo que me gusta vislumbrar cuando las cosas se ponen feas. Y con Mejía se ponen feas muy a menudo.
P. —Su mejor virtud y su peor defecto.
R. —La paciencia y el exceso de confianza, por ese orden.
P. —Dos rasgos que más admire en una persona. Con ejemplos, por favor.
R. —La lealtad y la sinceridad. Un buen ejemplo de ambas sería Valentina, aunque también podría incluir a Rafael. Paradójico, ¿verdad? Ese cabezota mete la pata cuatro veces de cada tres, y sin embargo es incapaz de ser hipócrita.
P. —¿Dónde le encantaría vivir?
R. —Sin salir de Benavente, la posada de Adela. ¿No la conoce usted? Es el Paraíso en la tierra, lleno de chicas preciosas dispuestas a complacerte en todo, y con Adela, que es dura por fuera pero tierna y sentida por dentro. Si tuviera que hablar de la amistad en estado puro sin incluirme a mí ni a Mejía, solo podría pensar en Adela y en el cariño tan inmenso que le tiene a Valentina.


P. —Ahora, un lugar emblemático que le traiga buenos recuerdos.
R. —La iglesia de Santa María del Azogue. Siempre está rodeada de gente de toda clase y condición, especialmente en fiestas. Fue en apenas unas horas y al amparo de sus muros, donde ocurrieron tantas cosas y ten seguidas que me resultaría muy difícil resumirlas en unas pocas líneas…


P. —Por último, reláteme algún suceso digno de destacar de su participación en CASUALMENTE VALENTINA.
R. —Eso es fácil. Se trata de una conversación entre Valentina, Rafael y yo. Nada reseñable a simple vista, pero que dijo mucho acerca de lo que sería la relación de esos dos a partir de entonces. ¡Todavía me río cuando me acuerdo!  Allá va:

« Rafael tuvo un ejemplo claro del lugar que ocuparían sus imposiciones cuando Valentina apareció en el comedor, con una amplia sonrisa dedicada a Canales y el aspecto de una bonita campesina, con el cabello húmedo campando por su espalda, una blusa blanca y una sencilla falda marrón. No sabía de dónde había sacado el atuendo, pero tuvo que reprimirse para no soltarle lo hermosa que estaba mientras ocupaba una silla al lado de Canales y frente a él.
Maldición.
―¿Se puede saber por qué te has puesto eso? ―se quejó―. Tienes un vestido precioso y muy caro que deberías usar.
―Buenos días, don Santiago. Qué placer tenerlo en esta mesa ―saludó, ignorándolo.
―El placer es mío, Valentina.
―Al fin alguien amable. ―Lo dijo con dulzura, e incluso batió sus pestañas como solo ella sabía. ¡Y Canales le respondió besándole la mano!―. Así podré mantener una conversación animada y libre de… reproches.
Rafael comenzó a perder interés en la sopa castellana que le servían. No le consideraba amable. Y sus palabras eran reproches. Una provocación en toda regla.
―Es una pena que pienses así, porque tu estancia aquí será larga ―amenazó entre dientes―. Muy larga, en vista de tu actitud.
Pero Valentina no mordió el anzuelo. Para el caso que le hizo, bien podía haber anunciado el Diluvio Universal.
―Desde que lo conozco, su trabajo me ha suscitado curiosidad, señor Canales. ―¿Desde que lo conocía?―. Dígame: ¿en qué consiste exactamente?
―Bueno… Yo creo que Rafael podría ilustrarte.
―Te aseguro que puedo, Raposa.
―Me encantaría que me informara acerca del tema, señor Canales ―insistió ella, alzando el mentón.
Algo reptó por la columna vertebral de Rafael cuando tuvo que escucharles departir sobre los Vigilantes, con una Valentina sonriente y un Canales que se lo estaba pasando en grande. Intentó digerir la sopa lo mejor que pudo. ¿Por qué no le preguntaba a él? Sin duda, estaba en condiciones de conversar como un ser civilizado. ¡Demonios, aquella era su casa! Tendría que hacerse oír.
―Ejem… ―carraspeó, con el único objetivo de llamar la atención.
El turno de preguntas y respuestas continuó como si tal cosa.
―¡¡Ejem, ejem!! ―El carraspeo fue tan fuerte que le raspó la garganta, pero al menos se dignaron a mirarle―. Perdonad que os interrumpa, pero se os va a enfriar el asado que acaban de servir.
Menuda frase célebre. Después de dirigirle una mirada tan helada como los témpanos que colgaban del tejado en invierno, Valentina siguió conversando con Canales. No hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que ella pretendía castigarlo por su conducta. Ni tampoco para comprobar que comenzaba a conseguirlo cuando, al cabo de una eternidad y siempre después del postre, anunció que se retiraba, llena de tranquila dignidad.
―Intenta hacerte morder el polvo, chico.
―Lo peor de todo es que acabaré por hacerlo ―admitió Rafael, trasladando su furibunda mirada de la puerta abierta a Canales―. Me parece que no he sido muy amable con ella.
―Pues aún estás a tiempo. ¿A qué esperas?».

P. —Por ultimo… Hemos oído rumores acerca de su posible y propia historia. ¿Son ciertos? Y en ese caso, ¿quién sería la afortunada?
[Llegados a este punto, Canales sonríe con esa sonrisa que, al parecer, le ha hecho famoso entre las féminas].
R. —Yo ya tengo una edad, ¿sabe usted? Soy perro viejo para unas cosas, pero estoy en plenitud de facultades para otras. Y no puedo desvelar la identidad de la dama en cuestión. Solo le diré que Elena Garquin deberá esmerarse si decide escribir mi historia, porque tengo una vida con demasiadas complicaciones pasadas, presentes y futuras.

Muchas gracias, señor Canales, por cedernos parte de su tiempo.  Nosotros, por nuestra parte, prepararemos la siguiente entrevista con esmero. Esta vez, el personaje elegido será…
¡Eso lo sabremos la próxima semana!!